El Sagrado Corazón

El amigo que nunca falla…

El nos espera… desde siempre.

Aquel que dio la vida por nosotros y que no deja de amarnos…

Aquel que confía en nosotros aunque nosotros le fallemos…

Aquel que espera siempre y que ha querido que sepamos que su Corazón esta para siempre abierto porque la lanza en su costado abrió de par en par  la puerta de la misericordia.

El sigue diciéndonos..

“venid a mi los que andáis cansados y agobiados que yo os aliviaré…”

 

 

Cuadro de texto: Para descubrir a Dios tenemos que educar  los oídos del alma a estar atentos a su soplo… 
Tenemos que aprender a oír el susurro  de Dios. 
Tenemos que agudizar y educar nuestros sentidos a su paso por nuestra vida… 
Si desconocemos, si estamos distraídos en otras cosas, si no damos importancia ni estamos atentos al Espíritu de Dios… el sonido de su voz nos sonara a un ruido… Seremos incapaces de descubrirlo…
Si nuestro corazón no esta presto para aceptar que Dios intervenga en nuestra vida… 
Si nuestros ojos están distraidos en otras cosas que nos atraen, si no nos acostumbramos a leer los signos que El va dejando por nuestro camino, no los sabremos descubrir ni interpretar, serán sencillamente como mucho cosas que pasan… pero no tendremos la alegría de descubrir la presencia de Dios en nuestra vida.

                           

                             De corazón a corazón

Cuando amas a alguien buscas momentos de estar con el, conocerle, descubrir lo que le gusta y le agrada, compartir experiencias, diálogos y silencios. Es así como la amistad el amor crece…imposible de mantener viva una planta sin regarla… imposible una amistad sin diálogo, sin compartir en confianza, sin conocerse.

Si quieres vivir  una verdadera amistad con Jesús,  que crezca cada día y se haga profunda tienes que tener  encuentros de corazón a corazón con el donde  le hables, le escuches… le compartas tus alegrías, tus penas tus esperanzas y dificultades… y sobre todo tu amistad con El. Tienes que buscar conocerle a través de otros que le conocen… leer lo que está escrito de El  sobre todo de su Vida  y palabras que nos relatan los Evangelios.

Por eso, es bueno que de vez en cuando busques un día para El… que te retires en el silencio y soledad para  dialogar con El con más calma.

 

Voy a indicarte algunas ideas para poder sacar buen provecho de ese día que te quieras retirar con el Señor.

 

· Busca  un lugar donde no seas requerido por los otros más que por El.  Es con El con quien quieres encontrarte. Para eso escoge un lugar apropiado para rezar donde no estés tentado por distracciones externas. Silencioso donde nadie pueda interrumpirte.

 

· Participa a la Misa de ese día al comienzo o al final de tu retiro. Es  en ella donde se celebra el gran misterio de su Muerte y Resurrección y se nos entrega como “comida” para el camino…

 

· Escribe  un objetivo para ese retiro  y un pequeño horario indicando el tiempo que vas a dedicar  :

- Al diálogo personal con Jesús (si posible delante del Santísimo Sacramento)

- un tiempo de lectura de la Palabra de Dios te ayudara a descubrirle y conocerle más...

- Un tiempo para  que puedas escribir tus reflexiones.

Al empezar, toma conciencia de que estas con Jesús

Que has ido a encontrarte con El y El te recibe para compartir ese día con El…

Cierra los ojos y háblale de lo que quieres compartir con El.

Pídele que acreciente tu fe y te haga ver lo que El quiere para ti y que te de la fuerza para amarle y responder a todo lo que te pida. 

Presenta al Señor todo lo que llevas en tu corazón para que El lo mire y lo toque con su amor. Abandónaselo a El.

Después de leer un pasaje del Evangelio

Pregunta  al Señor:

¿Jesús que es lo que quieres decirme con estas palabras…?

 ¿Hay algo en mí que debe cambiar para saber responder mejor a tu amistad…?

¿Cómo puedo acrecentar mi fe y mi amor por ti y los hermanos?

Al terminar  un tiempo de reflexión sobre estas u otras preguntas que te hagas escúchale en tu corazón y déjale hablarte en el silencio.

 

 

 

 

 

  Solo se ve bien con el corazón, 
      lo esencial es invisible
           a los ojos.
                 (Saint-Exupéry)Cuadro de texto: Rectángulo redondeado: TESTIGOS
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